Toallas de papel o secamanos de aire. ¿Qué es mejor?

La decisión no es ninguna tontería, ya que según investigaciones recientes, la utilización de un método o otro puede reducir o aumentar notablemente la contaminación.

Un correcto lavado de manos con jabón es una de las maneras más eficaces y económicas de prevenir numerosas infecciones.

Esta práctica higiénica, especialmente cuando se lleva a cabo tras ir al baño o antes de comer, tiene efectos positivos importantes para la salud, evitando el contagio de numerosas enfermedades infecciosas.

¿Pero qué pasa con el secado de manos?

¿Cuál es el mejor y más efectivo método de secado para mantener las bacterias alejadas?

El secado es parte esencial del proceso de higiene de las manos. La propagación de bacterias aumenta en un ambiente húmedo, con lo cual mantener una piel limpia y seca es importante para nuestra salud.

Los métodos más habituales de secado de manos en baños públicos son los secadores de aire y las toallas de papel, aunque en algunos establecimientos usen también toallas de tela.

Se han realizado varios estudios para determinar cual de ellos es el más higiénico teniendo en cuenta toda una serie de parámetros.

-Por un lado, se ha comprobado que las toallas de papel o tela eliminan el agua residual de las manos con más efectividad. Con 10 segundos de secado, utilizando una sola toalla, el agua residual de las manos se reduce a solamente un 4%, mientras que un secador de aire necesita 45 segundos para llegar a reducir hasta este 4%.

-También se ha determinado que las toallas de papel reducen el número de tipos de bacterias en las manos, mientras que los secadores de aire caliente son los menos efectivos para la eliminación de bacterias.

La fricción es esencial en el secado de manos para eliminar la contaminación. Las bacterias se transfieren de las manos al papel.

-Los secadores de aire actúan como ventiladores de bacterias. La realidad es que no nos solemos lavar correctamente las manos, dejando residuos en ellas. Al secarlas, el movimiento de aire favorece la dispersión y trasmisión de estas bacterias aumentando la probabilidad de contaminación cruzada y creando una fuente potencial de infección ya que estas bacterias pueden ser inhaladas por las personas que están frente al secador o pueden depositarse en el cuerpo o en la ropa. En contraposición, los secadores de aire, principalmente aire frío, son respetuosos con el entorno y contribuyen a generar un  menor impacto medioambiental.

La conclusión es que las toallas de papel absorben más efectivamente el agua y microbios restantes en las manos y, si se desechan correctamente, hay menos potencial de contaminación. 

En lugares donde la higiene es un factor fundamental como en clínicas, centros sanitarios, residencias de mayores, colegios, restaurantes, … es altamente recomendable utilizar toallas de papel para el secado de las manos.

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